EL
SANTERO PABLO FRAGOZA
Cuentan los moradores de la poblaciones
del interior del país, que en épocas pasadas, era costumbre que los llamados
santeros visitaran casa por casa en cada pueblo que llegaran, presentando a la
virgen que portaban, recibiendo de la población creyente, dádivas en efectivo o
en especies vegetales y animales tales como frijoles y gallinas.
De estas limosnas vivía el
santero y lo que quedaba lo entregaba a la parroquia respectiva. En la
población de Camatagua se recuerda uno muy popular: Pablo Fragosa (a) “Pablo el
miao” o “metetodi”, quien en Semana Santa servía de ayudante en la Iglesia y se encargaba de tocar la “matraca” por las
calles, una pieza de madera con dos aldabas que hacía un ruido característico, clac-clac,
al pegar las aldabas a la madera, esta suplía las alegres campanas anunciando
las horas de las misas y otros ritos religiosos. Este personaje se desempeñó también
como jardinero de la plaza Bolívar, pero antes había sido el santero de la zona.
Cuentan los que conocieron en esta actividad, en uno de sus paseos a la
virgencita, se encontró con la novedad de que en el bar de Don Cruz, en
Camatagua, llevaron la primera rockola que llegaba a la población; por tal
motivo había una gran alegría en esta población llanera.
Pablo, que acababa de llegar con
su santa (virgencita); no escapó de la curiosidad general y penetró en la
local, con ánimo de fisgonear, recordando que andaba con la sagrada imagen y
para librarse del pecado que cometía, decidió consultar con la santa, por lo cual
estableció el siguiente dialogo:
-¿Virgencita? (preguntó con su
verbo incompleto, (era “lengua mocha” como dicen en el llano) ¿puedo quedarme
un ratito en este lugar? Y cuenta que la Virgen le contesto:
- Quédate Pablo.
Al rato animando por la música
llanera le dio ganas de mojar la garganta, por lo que le preguntó nuevamente a
la Santa:
¿Virgencita, me tomo un roncito?
- Tómatelo Pablo – le contestó la Santa.
Pasadas unas horas el estómago de
Pablo comenzó a pedir alimento. Por lo que él recurrió nuevamente a la imagen:
Virgencita, ¡tengo hambre! Y la Virgen le contestó: -
¡Come Pablo ¡ a lo que Pablo le
dice:-Vigesita, hay caotas, fijoles , pasta y pollo frito. ¿Qué como, mi santa?
-Come pollo frito –le respondió
la virgen.
Después de comer observó que el
ambiente mejoraba notablemente con la llegada de unas llaneras, muy bonitas,
que a simple vista se observa que tenía ganas de bailar y Pablo jacarandoso le
musitó a su santa:- Tengo ganas de bailar, ¿bailo? Y la santa le respondió: -
Baila, Pablo. A lo que Pablo, ni corto ni perezoso, puso la santa sobre la
rockola y se puso a zapatear joropo llanero unos tras otros, y pasadas unas
horas Pablo se enamoró de una llanera de esas buenas por todos lados, por lo
que le concertó una cita, a la que fue correspondido.
Recordó a la virgen que, de
momento, había olvidado, se acercó a la rockola donde la había puesto y en esta
oportunidad, sin pedirle permiso, le dijo:
“Santa, quédese allí sobre
la rockola y oiga música que yo estoy ocupado”.