EL CURANDERO O REZANDERO
MAGDALENO ROMÁN CORNIEL
Nació el 22 de Julio de 1918, en la población de San Casimiro, Estado
Aragua, fue su madre la Señora Antonia de Corniel quien se dedicaba al trabajo
del hogar y su Padre el Señor Román Corniel quien era agricultor conuquero.
No realizó ni tuvo oportunidad de seguir estudios
formales, que le permitieran leer y escribir, pero Dios le dio un don muy
especial donde desarrollarse, don que le ha permitido desenvolverse y ofrecer a
todos sus semejantes dentro de lo que se llama humildad.
Se unió con la hoy fallecida Rosaura Román
con la cual tuvo 6 hijos, Leonardo, Ángel, Víctor. Flor, Juanita y Miguel
(Fallecido).
Tiene viviendo en Camatagua más de 35 años, en la
entonces salida a Pardillal en el Sector el Molino, cuando no existían muchas
casas, solo grandes caneyes agrícolas, tabaqueros y mucho monte, donde dice
había mucho respeto y seguridad.
Hace más de 50 años, se dedica se dedica a sanar a
las personas mediante oraciones, a realizar curaciones de forma gratuita, el dinero que percibe es por colaboración
voluntaria de las personas que asisten a su hogar y según el es utilizado para
comprar velas, ramas y esencias que le permiten ayudar a sus semejantes.
Dice que las oraciones que sabe, las aprendió en la
pata de un árbol, a través de un espíritu durante 5 meses, luego el árbol se
secó y a partir de ese momento es cuando practica lo aprendido, su hija Flor
también realiza ensalmes, ya que también aprendió, dijo de las enfermedades que atiendo "yo curo muchas cosas entre
ellas: mordedura culebra, raya, alacrán, mal de ojo, culebrilla, dolor de cabeza,
hueso entre otros y no lo hago solamente con personas, también ensalmo
animales”
"Me permito decir que a mi hogar han
venido personas de todos lados de Venezuela, hasta Médicos, que salen
sorprendidos de lo que he aprendido sin haber estudiado es por eso que
considero que la educación escolar no me hizo falta, pero si le he pedido a
ellos que se preparen".
Entre risas nos contó que era muy enamorado, cuanta
dama hermosa le pasaba por delante le decía un piropo y que reventó muchas
camazas ajenas y después estaba asustado por lo que había hecho y que rezaba
para no ser castigado y esto, esto es historia.
Mi abuelo
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